2 años y pico más tarde
Estas memorias recogen vivencias de un niño de 10 años cuya vida cambió radicalmente Octubre de 1976, al entrar en aquel mundo de 5000 internos procedentes de todos los rincones de España. Se trata también de reivindicar un modelo educativo pionero y vanguardista, el seguido por los educadores de la Universidad Laboral de Cheste, que impartieron no sólo una completa formación en lo académico, sino también una educación integral en valores humanos como la libertad y la tolerancia.
... pues quedan emociones muy intensas, de un acto irrepetible, en donde se hizo un merecido homenaje a todos los que han trabajado allí y a los que por allí pasamos y nos formamos. Hay unas palabras que no me resisto a citar y que se dijeron al final de dicho acto, pronunciadas por mi profesor de entonces de Lengua y Literatura Españolas, D. Evaristo Carrillo: "Hay una frase de Unamuno que dice: "no doy ideas, ni doy pensamientos, doy trozos del alma". Yo creo que en ese libro que has escrito, Quico, hay trozos de tu alma."
El Complejo Educativo de Cheste os invita a la presentación del libro “Memorias de un interno en Cheste” ---------------------------------------------------------------------------------- Intervendrán: D. Vicente Fernández de Gamarra y Betolaza (Ex - Rector del Centro de Orientación de UU. LL.); Dña. Amparo Martínez Sánchez (Ex - Subdirectora Educativa del Centro de Orientación de UU. LL.); D. José Andrés Mut (Coordinador del Departamento. de AA. AA. del Complejo); D. Francisco Omil Prieto (Autor de la Obra) ----------------------------------------------------------------------------------- El acto tendrá lugar el viernes 1 de diciembre, a las 19 horas, en el SALÓN DE GRADOS del COMPLEJO EDUCATIVO DE CHESTE.
Hoy se cumplen 30 años. Aquel martes 5 de octubre de 1976 dejamos nuestros hogares, emprendimos un viaje a lo desconocido, y por fin llegamos e ingresamos en la UNI de Cheste. Supongo que el centro fue llenándose a lo largo de la tarde y los chicos irían teniendo sus primeras experiencias (mayoritariamente traumáticas) en esas horas. Puedo imaginarme esa primera cena, seguramente extraña y triste... En mi caso, nada de nada, mi única percepción visual de ese día fueron oscuridades y sombras. Y es que los gallegos tardábamos lo indecible en recorrer la enorme distancia que nos separaba, máxime con las carreteras de la época. Llegamos muy tarde, ya de noche y yo solo pude intuir las enormes sombras de los edificios. De entre las sensaciones, la más potente que tengo en la cabeza es la del penetrante olor de los suelos del dormitorio. Fue al día siguiente, en mi “despertá”, cuando de repente se materializó todo ante mí. Mi transición fue abrupta. De repente me desperté allí metido. Han pasado tres décadas, toda una vida según los estándares de no hace muchas generaciones. ¿Que éramos antes de Cheste?, supongo que teníamos todas las potencialidades, pero fue en la UNI donde realmente empezamos a exprimirlas. Puede decirse que nuestra infancia acabó ese día, al final de nuestros primeros 10 años. Muy rápidamente empezamos a hacernos hombres, aún metidos en aquellos cuerpos de niños. Y no lo digo con tristeza, me limito a constatar la realidad. En aquella época, todos queríamos crecer y hacernos adultos lo antes posible. A nuestra infancia, ni la volvimos a mirar, no nos interesaba en absoluto. Cheste supuso el principio de un largo viaje. Hemos recorrido muchos lugares y vivido muchas experiencias. Ahora, ya en la cuarentena, tal vez sea un buen momento para reflexionar. En mi caso, he disfrutado mucho este año restaurando mis bancos de datos mentales y rescatando un enorme patrimonio emocional que creía olvidado. Pero lo mejor fue volver a estar con muchos de vosotros y ver lo fácil que es establecer una comunicación cálida y sincera. En fin, esto no es más que otro hito en el camino. Pero creo que a partir de ahora lo recorreré con nuevos (a la vez que viejos) amigos de entonces. Os deseo un feliz aniversario.
Con motivo de la difusión de la próxima publicación del libro, muchas nuevas personas están acercándose a esta página por vez primera y algunos aprovechan para hacer diferentes comentarios. Gracias por ello y bienvenidos todos. Sólo quería manifestar que no puedo contestaros si no me dais vuestra dirección electrónica o algún otro dato. Os recuerdo mi correo electrónico para los que quieran contactar de forma más directa y privada: eqomil@usc.es Por ejemplo, uno de vosotros me hablaba del colegio Rossinyol y que le gustaría que figurase en el libro. Desgraciadamente en este momento eso no es posible pues el libro ya está cerrado y en proceso de impresión. Y la información que yo tengo sobre ese colegio no llenaría ni un par de líneas. Pero, ¿quién sabe?, tal vez pueda haber otras oportunidades. En todo caso, me gustaría compartir toda la información posible con vosotros. Mi intención es que el libro no sea el final de nada, sino más bien un punto de partida para recuperar nuestra memoria colectiva.
Poco a poco vamos rescatando imágenes, y con ellas vienen toda una retahíla de recuerdos... Podemos ver que predominan las caras de ilusión, aunque siempre hay alguien que se reserva, que no se da libremente al fotógrafo. Un ambiente humano intenso que estas dos imágenes tan sólo sugieren. Sigamos buscando. Seguro que encontraremos más. Aunque ninguna será como la foto de la camareta 22, esa foto tomada con los pijamas ya puestos, y que hace escasamente unos meses fue descubierta en el libro "La Odisea", que nos habían mandado comprar en Cheste. Una foto pues, que hizo su propia odisea de tres décadas.
El horario lectivo era muy amplio. En general, por las mañanas teníamos las principales asignaturas: Matemáticas, Lengua y Literatura Españolas, Geografía e Historia, Inglés y Ciencias Naturales. Por la tarde teníamos otro tipo de actividades: Educación Física, Dibujo y Artes Plásticas, Pretecnología (madera, metal y electricidad), Cerámica, Música y Formación Religiosa. Los profesores eran auténticos profesionales y aunque no pasaban tantas horas con nosotros como el personal educativo de los colegios, al final también acababan cogiéndonos cariño. (...)
Mis saludos a todos los que visitais estas memorias. Si quereis recibir una notificación via email de que hay nuevas entradas en este blog, hacédmelo saber, bien directamente como un comentario a este mensaje o bien mandándome un email a mi dirección personal. Gracias, PD. Por cierto, he conseguido eliminar el mensaje del mamonazo que usaba estas páginas para anunciar contenidos porno. Ojalá no sea necesario restringir el acceso, sería una pena.
Cuando me desperté, lo primero que recuerdo es la gran claridad que había en la habitación, la luz del sol que entraba por la ventana a pesar de lo temprano de la hora (posteriormente supe que en el Levante amanece casi una hora antes que en mi Galicia natal). Poco a poco, fui vislumbrando la extraña habitación en donde me encontraba, los demás chicos que seguían durmiendo, la tranquilidad que se respiraba. A medida que me daba cuenta de lo que había pasado en el día anterior, una sensación de cierto desasosiego y soledad me iba invadiendo. Unos instantes más tarde mi mirada se cruzó con la de Eloy, quien estaba despertándose en una de las literas de abajo. Tras unas miradas cómplices, lo convertí en mi primer apoyo en aquel nuevo entorno.
Tras el desastre humano y económico que supuso la Guerra Civil Española y el período de oscuridad y aislamiento internacional que vino a continuación, no fue hasta mediados de los años 50 cuando España empieza una lenta recuperación tanto a nivel interno, con un incipiente desarrollo económico, como en el plano internacional, con el establecimiento de tratados con EEUU, ingreso en la ONU, etc. En este contexto, y con el objetivo de formar a las nuevas generaciones en el desarrollo industrial que por entonces se iniciaba, nace de la mano de José Antonio Girón, ministro de trabajo durante 1941-1957, la creación de las Universidades Laborales. Se pueden distinguir dos épocas principales en los 24 años de vigencia de estas instituciones: los primeros 10 (años 1955-1964), y los 14 restantes (1965-1978). La primera década viene definida por una gran carga ideológica de la mano del entorno del ministro Girón, encomendándose la dirección educativa a la Iglesia a través de diferentes órdenes religiosas. El mascarón de proa de estos tiempos fue la primera Universidad Laboral, creada en Gijón y puesta en marcha en 1955 por los jesuitas, un auténtico alarde arquitectónico con reminiscencias de palacio monacal. Los centros que se crearon a continuación fueron el de Córdoba (encomendado a los dominicos), los de Sevilla y Zamora (que llevaron los salesianos) y el de Tarragona (el primero que se otorgó a laicos, aunque en su mayoría procedentes de la Delegación Nacional de Juventudes), todos ellos puestos en marcha en 1956, a excepción del de Zamora que arrancó en 1960. La segunda etapa de estas instituciones está marcada por la caída de José Antonio Girón y el ascenso de los ministros tecnócratas. Es en este período donde se procede a un total desmantelamiento de la ideología falangista y además, la dirección educativa ya no fue otorgada a la Iglesia. Se ponen en funcionamiento durante esta década las Universidades Laborales de A Coruña, Alcalá de Henares, Cáceres, Zaragoza, Huesca y Eibar. Finalmente llegaron a ser un total de 21 centros repartidos por toda la geografía española, siendo la de Vigo la última en inaugurarse (1976). Todos estos centros se convirtieron en lugares de referencia donde estudiar especialidades profesionales (la posteriormente llamada Formación Profesional de primer y segundo ciclo, FP I y FP II) tales como: Construcciones Metálicas, Mecánica o Administrativo (Gijón); Marítimo-Pesquera, Electricidad o Frío Industrial (A Coruña); Metal, Electricidad o Delineación (Alcalá), y así un largo etcétera. Pero también se podía estudiar el Bachillerato, con unos medios humanos y docentes muy superiores a los existentes en los colegios de la época. Además de estos estudios, se concedía especial importancia a la educación física, humana y religiosa; habiendo también actividades complementarias tan variadas como tocar instrumentos musicales, talleres de aeromodelismo, deportes, etc. De cara a conseguir una mayor homogeneidad en la formación académica de los estudiantes que accedían a dichos centros, se propone a mediados de los años 60 la creación de un nuevo centro que sería concebido como un Centro de Orientación de Universidades Laborales (COUL), en donde los chicos de 10-11 años entrarían a cursar los últimos 3 años de la enseñanza primaria, la que luego se denominaría Enseñanza General Básica (EGB). Este nuevo centro se construiría en la localidad de Cheste (Valencia) según el diseño del arquitecto Fernando Moreno Barberá. El COUL de Cheste representó el hito arquitectónico más destacado de todo el sistema de Universidades Laborales, tanto por la grandiosidad de sus instalaciones como por su concepción funcional y vanguardista. En cierta medida puede considerarse este centro como la cumbre de todo este sistema, que recogió el estandarte que durante los pasados 15 años había llevado la Universidad Laboral de Gijón. A pesar del número tan elevado de internos para el que se diseñó, 5000, y las edades tan tempranas con que los chicos accedíamos al centro, el COUL de Cheste fue un modelo de gestión a nivel docente, humano y hasta logístico. Creo que toda la labor educativa que allí se realizó debiera ser objeto de mayor estudio y atención. A modo de ejemplo, baste decir que se utilizaron métodos educativos vanguardistas para la época (aprendizaje de idiomas con medios audiovisuales, enseñanza de técnicas de estudio, trabajo en grupos, tutorías en grupos reducidos, etc.), que todavía hoy pueden considerarse como tales.